Años 70. Una mirada retrospectiva.
Sin duda, para quien ahora escribe, los años 70 son una década a la que sus recuerdos no llegan, simplemente porque no vivía. Sin embargo, el testimonio vital de aquellos que vivieron ese tiempo puede resultarnos de valor a la hora de realizar una comparativa entre nuestra realidad actual y la de aquel momento.
Concretamente, ponemos nuestra mirada en cómo la clase media y trabajadora se desarrollaba en esos años y cómo lo hace ahora. Abrimos un portal donde a buen seguro encontraremos datos, vivencias, luces, sombras y lo hacemos tras haber podido hablar con personas (hoy ya en la tercera edad) que despegaron en buena medida laboral y familiarmente entre los años 60 y 70.
Algo que resulta común a todos los testimonios con los que he podido entablar conversación es la palabra ilusión y esperanza. Observaban ese momento como un momento de crecimiento económico, de mejoras sociales, de ensanchamiento de la clase media y con la mirada puesta en una Europa que se les antojaba la quinta esencia del progreso y la modernidad.
Ciertamente las reformas económicas que desde finales de los años 50 se implementan en España sacan prácticamente del siglo XIX al país. Con todo, el avance en derechos laborales y la idea de legar una situación mejor a sus hijos es una constante del momento.
Es una generación nacida en guerra o en la inmediata posguerra y está fraguada en el esfuerzo y la tenacidad. Dichos valores que si se conjugan con las características socio económicas de los años 60 y 70 les permitieron comprarse su primer coche, tener un piso de 70/80 metros cuadrados e incluso llegar a tener un apartamento en la playa.
Todas esas luces, no son óbice para reconocer que entre las sombras de aquellos años está la falta de libertad políticas o sindicales. A la conclusión de que era necesario reconocer esas libertad ayudó el turismo que por los años 60 y 70 inundó España e hizo ver a los españoles otra realidad, la realidad de países como Inglaterra, Francia, Suecia o Alemania. Esas naciones fueron espejos para los compatriotas de esa generación y les hizo comparar donde vivían y cómo vivían otros.
Siendo conscientes de las sombras y de los avances que desde entonces hemos disfrutadoes necesario reconocer – comentan – la gran diferencia que existe en la obtención de un piso en propiedad (de 2 a 5 años en aquella época) a una media de 25 a 30 años en la actualidad o también – hacen hincapié en ello – en la estabilidad y capacidad económica de los empleos. Este último aspecto lo ponen de relieve en el sentido de que un empleo a jornada completa, con contrato indefinido solía por lo general permitir el sostenimiento de una familia y una permanencia elevada hasta la edad de jubilación.
Se podrían citar más elementos para dicha comparativa y quizás enlazando con lo primero que comentamos mencionaré – por finalizar – la ilusión. Al hablar con ellos, se les dibujaba una sonrisa al recordar aquellos años porque esa ilusión por el presente y por el futuro se plasmaba en la confianza de tener hijos ya que eran el fruto de ciertas condiciones y valores que a juicio de ellos hoy en día están muy afectados.
Como decía podríamos cruzar muchos más datos y testimonios para comparar pero creo que cualquier análisis que de aquel momento (o de cualquier otro) se haga debe siempre guiarse por aquello que decía Saulo de Tarso examinadlo todo, retened lo bueno.